EL CONOCIMIENTO PROHIBIDO POR EL PODER

24 enero 2022

Tras la invasión de Egipto por parte de Alejandro Magno en el siglo III a.C, los griegos quedaron tan impresionados con aquella civilización que adoptaron incluso su propio credo y sus deidades… y una de ellas era yo, el dios Thot.

Los griegos ciertamente ya tenían al dios Hermes como patrón de la ciencia e inventor de la escritura, así que asociaron ambas figuras declarando que Thot y Hermes eramos el mismo dios.

También adoptaron el libro de Thot y crearon una nueva versión: El Corpus Hermeticum.

Según algunos egiptólogos, entre ellos René Schwaller de Lubicz y Charles Daly King, existió una civilización «pre-egipcia» que nada tuvo que ver con la posterior de su mismo país. Según sus cálculos, dataría de 20.000 a 40.000 años de antigüedad, y habría gozado de una transformación notable. En ella habrían podido desarrollarse como civilización y haber durado cerca de 3.000 años. 

Los griegos ciertamente ya tenían al dios Hermes como patrón de la ciencia e inventor de la escritura, así que asociaron ambas figuras declarando que Thot y Hermes eramos el mismo dios.También adoptaron el libro de Thot y crearon una nueva versión: El Corpus
Toth

Los faraones y sacerdotes habrían tenido en sus manos un rollo o una serie de hojas que contenían secretos de diversos mundos y que otorgaban gran poder a sus poseedores. Este compendio recibe el nombre de Libro de Toth, pero ¿Quién era este personaje?.

Según los expertos, se trataría de un ser mitológico que sería anterior a Egipto. Es representado por un ser humano con cabeza de ibis, con una pluma de caña en su mano y una paleta con la tinta que se empleaba para escribir en pergamino; sus otros símbolos son la luna y el mono. 

De acuerdo a la tradición más antigua habría inventado la escritura y estado presente como secretario en todas las reuniones de los dioses. Se lo asocia con la ciudad de Hermópolis y con unos reinos subterráneos, para ser relacionado más tarde con Hermes. El papiro que lleva su nombre contendría la fórmula para el poder ilimitado. 

La primera alusión a este libro aparece en el papiro de Turis, descifrado y publicado en París, en 1868. Allí se relata una conspiración mágica contra el Faraón encaminada a aniquilarlo, junto con sus principales consejeros, por medio de oscuros hechizos hechos con figuritas de cera construídas a su imagen y semejanza -¿Un antecedente antiquísimo del vudú?-. Cuarenta funcionarios y seis encumbradas damas de la Corte fueron condenados a muerte y ejecutados. Otros se suicidaron. Entonces, el libro de Toth fue quemado por primera vez. 

El papiro tiene una nueva aparición en la historia de Egipto, en manos de Kanuas, hijo de Ramsés II. En apariencia, él tenía el original, escrito de puño y letra de Toth, y no por un escriba. De acuerdo a los documentos, este libro enseñaba la manera de mirar al sol cara a cara. Otorgaba poder sobre la tierra, el océano y los cuerpos celestes. Daba la facultad de interpretar los medios secretos utilizados por los animales para comunicarse entre ellos. Permitía resucitar los muertos y obrar a distancia. 

Kanuas, consciente del peligro que encarna poseer semejante material, quema el libro original, o pretende hacerlo. Curiosamente, dado que según el texto del mismo documento el libro procede del fuego, no puede ser dañado por este. De momento, desaparece para volver en las inscripciones de la «Estela Metternich», descubierta en 1828 en la ciudad de Alejandría y data del año 350 antes de Cristo. 

CORPUS HERMETICUM
El Corpus hermeticum es una colección de 24 textos sagrados escritos en lengua griega que contienen los principales axiomas y creencias de las tendencias herméticas. En ellos se trata de temas como la naturaleza de lo divino, el surgimiento del Cosmos, la caída del Hombre del paraíso, así como las nociones de Verdad, de Bien y de Belleza.

Según la tradición, el Corpus fue redactado por Hermes Trismegisto, originariamente una simple transfiguración del dios egipcio Thot, pero que posteriormente fue tenido por un sabio que en tiempos atávicos había fundado la alquimia y otras ciencias herméticas. Estudiosos judíos y renacentistas como Marsilio Ficino, lo consideraban contemporáneo de Moisés.

El Corpus hermeticum es una colección de 24 textos sagrados escritos en lengua griega que contienen los principales axiomas y creencias de las tendencias herméticas. En ellos se trata de temas como la naturaleza de lo divino, el surgimiento del Cosmos, la caída del Hombre del paraíso, así como las nociones de Verdad, de Bien y de Belleza.

Las obras de Hermes Trimegisto, que se denominaban con el nombre genérico de Hermética, tuvieron una influencia muy importante en el desarrollo del mundo espiritual del Renacimiento, particularmente en las obras de autores como Pico della Mirandola y otros entusiastas de la alquimia y el neoplatonismo.

El Corpus comienza con la revelación de Poimandres, el pastor de hombres (uno de los epítetos del dios de los gnósticos y los neoplatonistas), a Hermes Trismegisto durante el sueño.

Los textos afirmaban ser meras traducciones griegas de originales egipcios, si bien estudios filológicos modernos, como los de Caubabon y Yates, apuntan a una redacción griega original que surgió probablemente entre los siglos II y III de nuestra era. Fueron ampliamente leídos en los últimos siglos de la Antigüedad clásica y algunas sectas religiosas, como la de los harranitas (que tomaron el nombre de sabeos tras la conquista islámica), los adaptaron como libros canónicos. Aunque su uso fue decayendo con la cristianización del Imperio romano, todavía en el siglo V San Agustín de Hipona argumentaba contra los textos.

El Corpus hermeticum fue recuperado por Cosme de Médici en 1463, que adquirió un manuscrito bizantino que contenía los primeros XIV libros, los cuales fueron traducidos ese mismo año al latín por el humanista florentino Marsilio Ficino. En 1471, gracias a la imprenta se publicaría la primera versión impresa.

«Contenía, perfectamente conservadas, sus enseñanzas acerca de los más interesantes temas. Este libro del antiguo Egipto es la baraja de los tarots, y nosotros lo tenemos por naipes de juego». ¿Las barajas constituirían una síntesis del famoso Libro? 

No se conoce la etimología de la palabra tarot. Según una hipótesis, el bibliotecario de Instrucción Pública en tiempos de Napoleón III, Christian Pilois, dice en su Histoire de la Magie, publicada en 1876, que los más importantes secretos científicos de Egipto, anteriores a la destrucción de 
su civilización, están grabados en los tarots, y que éstos encierran lo esencial del Libro de Toth. 

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