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MÁS DE MIL PRESOS EN BIELORRUSIA NO SON SUFICIENTES PARA LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DEL RÉGIMEN

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Se ha sobrepasado el hito de los mil presos políticos

Con anterioridad, examinamos cómo la represión en Bielorrusia había dado un giro casi absurdo. A 1 de febrero de 2022, las instituciones penitenciarias bielorrusas albergaban a 1 022 presos políticos, tal como informó(opens in a new tab) Viasna («Primavera» en bielorruso), la principal organización de derechos humanos del país. Esta organización está sometida a una fuerte represión(opens in a new tab): el régimen bielorruso considera el sitio web de Viasna y todas sus cuentas en redes sociales como «extremistas», al igual que las de muchas otras organizaciones de la sociedad civil bielorrusa. El presidente de Viasna, Ales Bialiatski, así como otros seis de sus voluntarios, permanecen en prisión.

El informe de enero de 2022(opens in a new tab) de Viasna sobre la situación de los derechos humanos en Bielorrusia es tan pesimista como los múltiples informes previos. Los agentes de policía siguieron llevando a cabo redadas injustificadas en Bielorrusia para asaltar casas y apartamentos en busca de símbolos de protesta. El número de presos políticos continuó aumentando de forma constante y las torturas y los malos tratos siguieron empleándose en la investigación de causas penales por motivos políticos. Es más, las autoridades estatales continuaron creando deliberadamente para los presos políticos condiciones inhumanas constitutivas de tortura.

El sitio web de Viasna, al cual es imposible acceder en Bielorrusia sin una VPN para eludir las barreras electrónicas, ofrece muchos casos bien documentados del uso activo de cargos penales y administrativos para enjuiciar a personas por motivos políticos. En él se publicó una narración pormenorizada(opens in a new tab) del juicio del 7 de febrero de 2022 en el que se sentenció a una mujer de 69 años, Galina Mikhalchuk, a 30 meses de prisión por comentarios negativos sobre Aleksander Lukashenko, funcionarios estatales y policías en un canal local de Telegram. Según el fiscal, la mujer fue «acusada de sentir odio hacia el régimen», un sentimiento que fue castigado en virtud de tres artículos penales.

No hay cifras actualizadas de forma periódica sobre las causas penales relacionadas con las protestas. Las organizaciones de derechos humanos hicieron todo lo posible para recopilar las estadísticas pertinentes hasta que se puso en marcha una intensa campaña de represión en 2021. Según estas estadísticas, a principios de noviembre de 2020, se habían iniciado(opens in a new tab) más de 900 causas penales relacionadas con las protestas en Bielorrusia. Hace poco, medios de comunicación independientes centraron su atención en las estadísticas de 2021 proporcionadas por el Ministerio del Interior, según las cuales se habían abierto(opens in a new tab) cerca de 5 500 causas penales relacionadas con las protestas durante 2021.

Sentencias «demasiado humanitarias»

Las cuentas de redes sociales y los medios de comunicación controlados por el régimen de Lukashenko apoyan y alientan a las fuerzas de seguridad y las autoridades judiciales a llevar a cabo una represión desenfrenada. Afirman que las sentencias podrían, y deberían, ser más severas, humillan a los presos políticos —incluso también atacan a sus familiares—, utilizan diversas afirmaciones denigrantes sobre una amplia categoría de opositores políticos y amenazan con represalias a los líderes y activistas democráticos en el exilio.

Belarus Segodnya(opens in a new tab) (Беларусь сегодня), el periódico de la administración presidencial bielorrusa, reaccionó anteriormente a los comentarios que afirmaban que las sentencias por infracciones menores en causas penales relacionadas con protestas eran demasiado duras con las siguientes palabras(opens in a new tab): «Sí, cuatro años por una flor de un parterre lanzada a la policía de operaciones especiales. Y deberías estar agradecido de que no hayan sido más. Tres años de cárcel por dar un par de patadas a un coche de policía sin dañarlo. Y si se le hubiera hecho un pequeño rasguño [al coche], [la condena] tendría que ser por lo menos de tres años más».

El mismo medio de comunicación publicó un artículo humillante(opens in a new tab) sobre las sentencias de dos años de prisión impuestas a dos periodistas de Belsat, Yekaterina Andreeva, de veintisiete años, y Darya Chultsova, de veintitrés, por transmitir en directo una de las protestas a favor de la democracia. El periódico comparó a las periodistas con «observadores de artillería» que actuaban para un enemigo extranjero y calificó las sentencias de prisión como «demasiado humanitarias». En el artículo se decía además que las penas de prisión eran beneficiosas para las habilidades de las periodistas: «Al menos aprenderán a coser», una profesión popular en las prisiones de Bielorrusia. Natallia Hershe, una mujer con doble nacionalidad bielorrusa y suiza condenada a dos años y medio de presión en Bielorrusia por arrancarle el pasamontañas a un policía, es una de las presas políticas que trabaja en la unidad de costura de la prisión. Se informó(opens in a new tab) de que recibe un salario mensual ridículamente bajo de 6,66 BYN (aproximadamente 2 EUR) por su trabajo habitual.

Mientras que los presos políticos «comunes» reciben su dosis de declaraciones degradantes en las redes sociales y los medios de comunicación en línea de control estatal, los líderes democráticos en el exilio reciben amenazas de muerte explícitas o implícitas. Tras el discurso de la líder de la oposición bielorrusa, Sviatlana Tsikhanouskaya, en el Congreso de los Estados Unidos, en junio de 2021, cuando pidió sanciones más severas, en un canal de Telegram se dijo(opens in a new tab): «No hace mucho tiempo, esto se llamaba alta traición y una actividad antiestatal especialmente peligrosa. A estos ciudadanos se le sentenciaba a pena de muerte. En caso de no poder ejecutar la sentencia, se empleaba un piolet o un paraguas envenenado». Este vínculo directo con casos históricos bien conocidos de ejecuciones extrajudiciales encubiertas es otro llamamiento flagrante a la violencia.

A veces, también se ataca a los familiares de los presos políticos, sobre todo en los canales anónimos de Telegram favorables al régimen. Una vez, Darya Losik, la esposa del bloguero de veintinueve años Ihar Losik, condenado a quince años en una estricta colonia penal, anunció que dejaba su puesto de economista en un centro policlínico estatal después de seis años, a lo que un canal de Telegram que difunde propaganda escribió(opens in a new tab), «¿Cómo es que una “zmagar” [nota: término peyorativo para los opositores políticos] enloquecida, cuyo esposo es un extremista y un agente extranjero, ha estado trabajando en el sector público durante tanto tiempo?».

En tiempo de guerra, cualquier hoyo es trinchera

Con anterioridad, demostramos como la televisión estatal bielorrusa espolea el odio y llama «Judas» a los activistas de la oposición, exigiendo directamente su exterminio. El objetivo actual del régimen es asegurar una alta participación el 27 de febrero para el denominado referéndum(opens in a new tab) para una nueva constitución (que garantice el puesto de Lukashenko). Las voces de la oposición que sugieren un boicot al referéndum son equiparadas(opens in a new tab) con frecuencia con colaboradores nazis. Los medios de comunicación del Estado ruso también participan y califican(opens in a new tab) el boicot como una acción destructiva contra el Estado de Bielorrusia.

La propaganda estatal justifica la represión y la retórica despiadadas con acusaciones de que se está produciendo una agresión occidental, al estilo de nazi, contra Bielorrusia, respaldada por los opositores políticos nacionales. Tal como se manifestó(opens in a new tab) en el canal de televisión estatal STV en su programa de febrero: «Un nuevo Reich occidental totalitario está creando un campo de concentración mundial. Se supone que este campo debe controlar totalmente no solo a las personas, sino también a sus pensamientos, sentimientos y almas […]. Las tropas se dirigen al este y son recibidas por colaboradores con banderas blanquirojas». Los medios de comunicación independientes son vistos como «tropas coloniales extranjeras de información», tal como dijo(opens in a new tab) Dmitry Zhuk, jefe del grupo de medios de comunicación Belarus Segodnya.

«Hagamos una lista de nuestros colaboradores, ¿por qué avergonzarnos? Si se opone al país y su orden estatal, su nombre aparecerá en la lista; junto al de su familia y parientes. Y públicamente: los apellidos se pueden imprimir en el revés de las facturas de servicios públicos, que los vecinos lo sepan», apareció publicado(opens in a new tab) de nuevo en Belarus Segodnya en marzo de 2021.

El régimen bielorruso no parece dispuesto a suavizar su planteamiento. Todo lo contrario, regularmente se expresan nuevas iniciativas represivas. El 8 de febrero de 2022, el Consejo de Seguridad de Bielorrusia debatió la revocación de la ciudadanía bielorrusa de los opositores políticos. «Que cada traidor piense si quiere seguir perjudicando al país o comportarse decentemente», declaró(opens in a new tab) el Secretario de Estado del Consejo de Seguridad, el general del ejército Alexander Volfovich. Además, en la misma reunión, Lukashenko comentó(opens in a new tab) la introducción del enjuiciamiento «in absentia» de los principales opositores políticos, aludiendo de forma obvia a Sviatlana Tsikhanouskaya, que se encuentra ahora en Lituania.

El número de presos políticos es quizás el indicador más sencillo de una dictadura. Hoy día hay 1 062. Siga el recuento diario aquí(opens in a new tab) y las declaraciones pertinentes de la Unión Europea aquí(opens in a new tab) y aquí(opens in a new tab).