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Presente y futuro del sindicalismo en españa

Conferencia pronunciada por Jorge Garrido San Román, en los locales de Unión Nacional de Trabajadores (UNT) de Valencia.

El sindicalismo oficial en la España del siglo XXI y su decadencia
En la España actual sólo hay un desinterés comparable al que hay hacia los partidos políticos: el desinterés sindical.

Conferencia pronunciada por Jorge Garrido San Román, en los locales de Unión Nacional de Trabajadores (UNT)
http://sindicatount.es

El porcentaje de afiliación a los sindicatos muy bajo (15%), y eso se debe principalmente al desprestigio que tienen los sindicatos oficiales, UGT y CCOO principalmente, anclados en una forma de hacer “sindicalismo” más bien propia del siglo XIX, y eso sólo en el mejor de los casos. En otros, y esto es lo más frecuente, los sindicalistas oficiales parecen sufrir más por sus subvenciones, por sus sueldos de liberados y sus horas sindicales, por su burocracia funcionarizada, que por
los problemas de los trabajadores a los que representan y debieran defender. Y es que, aunque siempre haya algunos sindicalistas de verdad que se preocupan sinceramente de los problemas de los trabajadores, el panorama general que ofrecen esos “sindicatos oficiales” es ciertamente desolador, especialmente desde que la caída del muro de Berlín y del socialismo de Estado les dejara desubicados ideológicamente.

Es por ello que los trabajadores españoles, completamente desilusionados, sienten desapego
y hasta verdadero rechazo por estos “sindicatos” que no consideran suyos, que dependen
de las subvenciones oficiales para subsistir, que muchas veces se preocupan más por causas
ajenas al mundo laboral e incluso mantienen o justifican actitudes separatistas en determinadas
regiones españolas, que se financian de forma irregular con las concesiones que les hacen las
patronales en las negociaciones de expedientes de Regulación de Empleo (v.gr. el caso de los ERE
de Andalucía, que en realidad se da en mayor o menor medida en todas las regiones), despidos
colectivos, convenios, cursos de formación fantasmas y hasta la administración de pensiones con
los distintos gobiernos; unos “sindicatos” que son capaces de dar su apoyo a la reforma laboral de
2006 (con las posteriores fueron más críticos, pero siempre con reacciones controladas, de “baja
intensidad”, a fin de canalizar el descontento obrero sin dejar que se salga fuera del Sistema), los
mismos “sindicatos” que convocan huelgas por mucho menos si los intereses políticos así se
lo aconsejan, o que negocian con el Gobierno enormes cantidades de dinero e inmuebles en concepto de devolución de “patrimonio sindical histórico” cuya justificación en gran parte de los casos es insostenible (unas veces porque ese sindicato no existía antes de 1936 y poco se le pudo expropiar pues, otras porque se devuelve lo que nunca se tuvo con la finalidad de ayudar a compensar a los miles de trabajadores que fueron estafados con la cooperativa “PSV” de UGT…).


Cuando a finales de los años 70 del pasado siglo se diseñó el actual modelo sindical que, tras el
Estatuto de los Trabajadores de 1980, culminó con la aprobación de la Ley Orgánica de Libertad
Sindical de 1985, pocos sindicatos apostaban por un modelo de sindicalismo unitario. La mayoría,
con UGT a la cabeza –aunque sin el apoyo de CCOO, todo hay que decirlo–, apostaron por un
sindicalismo fragmentado con la excusa de la “pluralidad sindical”.

Presente y futuro del sindicalismo en españa.Conferencia pronunciada por Jorge Garrido San Román, en los locales de Unión Nacional de Trabajadores (UNT) de Valencia.El sindicalismo oficial en la España del siglo XXI y su decadencia.En la España actual sólo hay un desinterés comparable al que hay hacia los partidos políticos: el desinterés sindical.
Sindicato UNT

Es decir, que preferían dividir a los trabajadores y afrontar competiciones electorales siguiendo el modelo de los partidos políticos (lo que nos hace recordar la crítica a la Socialdemocracia parlamentarista que hacía el sindicalismo revolucionario clásico). Nada impedía que la pluralidad sindical se manifestara dentro de una estructura representativa unitaria, pero no, ellos prefirieron que el movimiento sindical siguiera por otros derroteros menos representativos y que restaran fuerza a los trabajadores asumiendo los principios burgueses demo-liberales propios del sistema de partidos políticos. Había demasiadas
subvenciones y “devoluciones” (asignaciones más bien) patrimoniales en juego que ese momento
interesaban mucho más. Y para empezar, lo primero que hicieron los grandes “sindicatos oficiales”
fue permitir la estafa a millones de trabajadores de los 50.000 millones de pesetas que constituían
los fondos de las Mutualidades Laborales en tiempos del Gobierno de la UCD, callándose
a cambio de todos sabemos qué… Aún hoy se siguen “devolviendo” locales que nunca fueron
suyos o que se construyeron décadas después. Es de destacar cómo son capaces de incluso de
declararse herederos del viejo Sindicato Vertical para justificar esas “devoluciones”, como es el
caso –verdaderamente sorprendente e insólito, aunque silenciado– de CCOO.


Los actuales sindicatos clasistas sólo sirven para maquillar los fallos en materia social del
sistema económico capitalista, y es que en cierta medida resulta lógica y coherente la crítica que
los liberales hacen a estos sindicatos: que distorsionan las leyes del mercado libre. José Antonio
Primo de Rivera lo diría de otra manera: sin pretender alterar las bases del capitalismo, sin ser ni
pretender ser una alternativa a este injusto sistema económico, estos falsos sindicatos se dedican
a “echarle arena en los cojinetes”.
El viejo sindicalismo agoniza desde hace décadas porque, además de lo ya dicho –que se
refiere más a la actividad sindical que a las alternativas que propone–, es incapaz de ofrecer
soluciones a los grandes problemas de fondo. Así, por ejemplo, vemos que para salir de la
crisis económica apelan siempre a argumentos como el del crecimiento económico (problema
intrínseco del capitalismo y germen de la mayoría de los problemas económicos a nivel mundial),
incompatible con otros principios que también dicen defender, como el del ecologismo o el de la
pobreza. ¿Cómo crecer sin caer en el consumismo y sin aumentar la contaminación? ¿Es posible
basar todas las economías del mundo en el crecimiento?

¡Pero si el crecimiento sólo soluciona problemas en un país a cambio de generarlos en el resto del planeta! Su indigencia intelectual les impide ver contradicciones en su mensaje tan evidentes como esta.
El panorama sindical “oficial” es tan lamentable en España que no es de extrañar el escaso interés
de los trabajadores por sindicarse. Esa es, a fin de cuentas, la consecuencia de la desilusión, de la
decepción. Por eso es hoy tan necesario dar carpetazo a ese falso sindicalismo decadente,
aburguesado, funcionarizado y desfasado, a esa auténtica estafa a los trabajadores españoles dirigida por una “casta sindical” cada vez más desprestigiada y por eso es preciso construir un nuevo sindicalismo nacional.

http://www.sindicatount.es/textos/presente_y_futuro_del_sindicalismo_en_espa%F1a.pdf